La fiesta de la ‘Rificolona’, muy amada por los florentinos, se celebra cada año la noche del 7 de septiembre, cuando grandes y pequeños, desfilan e iluminan las calles de la ciudad con sus ‘Rificolone’ (faroles de papel coloridas con fantasiosas decoraciones).
Esta antigua tradición se remonta a las fiestas que se organizaban en la Basilica della Santissima Annunziata el 8 de septiembre, día de la Natividad de la Virgen, y sobre todo a los preparativos de la vigilia. Para la ocasión, la noche del 7 de septiembre, numerosos peregrinos, campesinos y mercaderes llegaban del condado iluminando su camino con estos faroles colgados encima de bastones o de varillas.
Al día siguiente, en los alrededores de la Basilica (santuario mariano que conserva una venerada imagen de la Virgen), se celebraba la importante Fiesta de la Nunziata. El origen de la palabra ‘Rificolona’ deriva del sobrenombre ‘Fieruculone’ con el que se le llamaba irónicamente a las campesinas que participaban en esta feria (tradicionalmente llamada ‘Fierucola’).
También en nuestros días, los principales eventos se concentran en piazza Santissima Annunziata, donde la noche del 7 de septiembre, a las 21,30H, confluyen las varias marchas ciudadanas, provenientes de todas partes (la procesión de los Peregrinos llega a la ciudad, después de un largo camino, desde Impruneta, pequeña localidad cerca de Florencia donde se encuentra otro santuario mariano muy importante). La fiesta en piazza Santissima Annunziata sigue, después del saludo de la Autoridad, con el habitual desfile de ‘rificolone’ (premiando a la más original), un espectáculo musical y otros entretenimientos.
Pero la fiesta no tiene lugar sólo aquí. A lo largo de los años, de hecho, ha terminado involucrando todos los cinco barrios de la ciudad, también en las zonas más periféricas. Aparte del Quartiere , también todos los otros barrios organizan eventos ya sea la noche del 7 de septiembre, como inmediatamente en los días precedentes, en muchos casos con talleres orientados a los más pequeños en los que los niños pueden aprender a construir y decorar su propia ‘rificolona’.
