Esta antigua tradición se remonta a los tiempos de la Primera Cruzada (1099) promovida debido a la liberación del Santo Sepulcro de Jerusalén de los infieles. Según la tradición, el comandante Godofredo de Boullon decidió premiar al cruzado florentino Pazzino de’ Pazzi por su coraje dándole tres trozos del Santo Sepulcro (fue él el primero en escalar las murallas de la ciudad santa). Cuando Pazzino regresó a casa, Florencia lo recibió triunfalmente y las tres preciosas reliquias se convirtieron rápido en objeto de veneración: fueron durante mucho tiempo conservadas en la iglesia de San Biagio (la antigua iglesia, actualmente sede de una biblioteca, en piazza di Parte Guelfa) y luego, en 1745, fueron trasladadas a la iglesia de Santi Apostoli, donde todavía se encuentran. Con estos mismos pedernales, según una antigua tradición, en la noche del Sábado Santo, cada año se enciende el ‘Fuego Sacro o Bendito’ enfrente de la iglesia...es el inicio de ‘la Explosión del Carro'.
La mañana de Pascua, acompañado por un desfile de 150 participantes (el tradicional desfile histórico de la Repubblica Fiorentina junto con soldados, músicos y abanderados) el carro del fuego pascual, llamado ‘Brindellone’, es remolcado a través de las calles centro de la ciudad por una pareja de bueyes blancos con guirnaldas, hasta llegar piazza Duomo, donde se coloca entre el Baptisterio y la fachada de la Catedral.
Exactamente a las 11:00 en punto, cuando durante la Santa Misa se entona el Gloria, inicia el espectáculo: la ‘colombina’ (una paloma mecánica accionada por el Fuego Sacro) parte desde el altar mayor y ‘vuela’, recorriendo a lo largo de un fino cable suspendido en el aire, atravesando toda la nave mayor de la iglesia hasta alcanzar el carro donde enciende los fuegos artificiales dando vida a un emocionante espectáculo pirotécnico: el antiguo carro desaparece entre estallidos coloridos, explosiones y nubes de humo.. para reaparecer después de veinte minutos entre los aplausos de los espectadores. El éxito de toda esta operación (incluido el retorno de la ‘colombina’ al altar mayor dentro de la Catedral) se interpreta como una señal de buen auspicio para la ciudad. Ya sea una leyenda o no, en 1966 (el año de la terrible inundación de Florencia) ¡el mecanismo se atascó!
Organizado durante muchos siglos por la Familia Pazzi - se interrumpió debido a la famosa conjuración (1478) maquinada contra los Medici - originalmente el ritual era muy simple: los florentinos podían encender sus antorchas recorriendo directamente al Fuego Sacro que se encontraba en la iglesia. Con el tiempo la fiesta se hizo cada vez más complicada y espectacular: en el siglo XIII se realizó un nuevo carro ricamente adornado que cruzaba la ciudad, permitiendo una distribución más amplia. La celebración, tal y como la conocemos hoy en día, se remonta al año 1515: del carro, colocado entre Baptisterio y Catedral, se disparan fuegos artificiales que difundirián simbólicamente, y de una forma más universal, la Luz Divina y la Bendición a toda la ciudad.
Es muy curioso el origen del sobrenombre, ‘Brindellone’, con el que los florentinos simpáticamente llaman al carro. Proviene de la fiesta que la Zecca Fiorentina (que producía las monedas de la ciudad) organizaba el 24 de junio (fiesta de san Juan, el patrono de Florencia): un hombre descuidado, nombrado precisamente como ‘brindellone’, vestido tan sólo con pieles de camello como el Bautista, y por esto llamado, recorría las calles de toda la ciudad sobre un carro lleno de heno. El ‘Brindellone’ que todavía podemos admirar - 12 metros de altura, 3 niveles, 40 quintales de peso, se conserva en el depósito de via il Prato, a dos pasos de Porta al Prato. De aquí, cada año, sale por la mañana de Pascua para convertirse en el protagonista absoluto de esta antigua tradición.