“Ciudad de las torres”, así se llamaba antiguamente Florencia en la Edad Media, debido al gran número de Casas-Torre que caracterizaban su horizonte. ¡En el siglo XIII se contaban unas 160 y algunas medían hasta 65 metros! Aunque muchas ya no existen, paseando por el centro histórico es fácil de encontrar edificios cuya arquitectura nos recuerda la época medieval.
En origen las Casas-Torre habían sido construidas durante el siglo XII con fines militares. En una época caracterizada por disputas, peleas entre facciones y batallas, tanto las familias nobles como la rica burguesía hicieron construir estos edificios en sitios clave de la ciudad y, además de esto, las torres eran un símbolo de estatus para las familias más influentes: la altura representaba el poder y la influencia de los propietarios.
Las construcciones de estos edificios continúan en el siglo XIII en ocasión de la disputa entre Güelfos (partidarios del papado) y Gibelinos (defensores del imperio), encabezada por un lado por la familia Buondelmonti y por el otro por la familia Amidei; a esta siguieron otras rivalidades, como la entre los Cerchi (Güelfos blancos) y los Donati (Güelfos negros).
Las torres estaban internamente conectadas a las efectivas habitaciones, así que las familias o las facciones que compartían los mismos intereses o que simplemente vivían cerca, en caso de necesidad, podían atrincherarse dentro de una o de otra torre, conectadas mediante andamios móviles, creando unas eficaces redes ofensivas y defensivas (mejor conocidas como Sociedades de Torres o Consorterie).
La estructura arquitectónica más común preveía un depósito o una despensa en el sótano (cuando este existía), una habitación cada piso y en la parte superior de la casa, la cocina, allí colocada para ocultar los malos olores y para reducir el riesgo de incendio, mientras que las cumbres almenadas de las torres estaban sostenidas por repisas (beccatelli) y utilizadas como lugares de vigía. Sólo las casas-torre de las familias más ricas tenían un pozo interior y una logia en la planta baja.
Hoy en día es todavía posible admirar los elementos comunes que caracterizaban las casas-torre, como: las argollas para atar caballos, los soportes para los faroles y las "buche pontaie" (agujeros simétricos utilizados para anclar los andamios móviles, apoyados en las repisas).
Cuando una facción prevalecía sobre otra, las torres de los vencidos eran destruidas o se convertían en propiedad de los vencedores. Por un ordenamiento municipal, desde 1250, las torres no podían medir más de 50 brazos (unos 30 metros), por consecuencia muchas fueron desmochadas.
En el siglo XIV las Casas-Torre se encontraban en un profundo estado de deterioro, por eso algunas fueron abatidas y otras restauradas, quedando intactas hasta el siglo XX. Los bombardeos de 1944 desgraciadamente destruyeron o dañaron fuertemente muchos edificios históricos, sobre todo los más cercanos de los puentes, por esto, algunas Casas-Torre, que todavía podemos admirar, son reconstrucciones modernas. Actualmente se cuentan unas 50.
El itinerario que proponemos ofrece es una selección de las Casas-Torre más interesantes (las que quedan intactas o que han sufrido menos cambios) y que se encuentran en zonas específicas de la ciudad: en de Via dei Cerchi y sus alrededores (Via Condotta, Via dei Tavolini, Via del Corso), cerca de la calle Por Santa Maria (via delle Terme e Borgo Santissimi Apostoli), y en Borgo San Jacopo (en el barrio del Oltrarno).