El hecho de que Florencia esté enclavada en el valle formado por el río Arno y completamente rodeada de colinas significa que la vegetación, el campo y la naturaleza están cerca del centro histórico. Así que para los amantes del senderismo es fácil quedarse en Florencia y al mismo tiempo practicar con senderos más o menos cortos, más o menos difíciles.
Varios son los motivos para que caminemos: para rozar el estrés, para hacer ejercicio, para volver sobre los caminos que recorrían nuestros antepasados y caminamos también para descubrir formas y colores de una tierra.
Las colinas alrededor de Florencia son el ideal para descubrir lugares escondidos que guardan arte y cultura sin iguales. Los senderistas primero podrán desvanecer en la naturaleza, aquí hay cipreses, olivos y viñedos; y luego admirar las numerosas iglesias parroquiales, las villas y las casas de labranza, renovadas o nuevas, que pueblan el paisaje sin invadirlo ni deformarlo. Aquí están también los pequeños pueblos y las antiguas rutas que llegaban hasta la ciudad. Hoy en día, estas calles son los senderos elegidos para pasear y descubrir los barrancos más secretos.
El paseo por las colinas más populares entre los turistas es el del Viale dei Colli, para descubrir Florencia de una forma relajante y alternativa, al par de caminar por las orillas del Arno en primavera.
La Municipalidad de Florencia suporta un proyecto, “Firenze, The Walking City”, que, a través de folletos informativos, tótems indicadores o App, propone dieciocho tipos diferentes de rutas circulares, que van desde las orillas del Arno hasta las colinas que rodean la ciudad.
Hoy en día, como ya hizo gracias al Camino de Santiago o de nuestro tramo de la Via Francigena, se redescubren los caminos antiguos y Florencia es un cruce de caminos que unían las ciudades o conducían a destinos de peregrinación: la via degli Dei, la via Lauretana, la via Pistoiese, la via Imprunetina.
Así que visita nuestra ciudad con botas y mochila para volver a recorrer las rutas del pasado.
